lunes, 26 de mayo de 2014

entrada especial: físico Marcos





capítulo 8

Marcos pensó en su conversación con Anne casi toda la noche. Él sabía que debía cambiar y volver a ser el de antes, y decidió tras mucho meditar que lo intentaría, le costaría ya que siendo así sentía que tenía poder, pero aquello era lo que debía hacer.
Fue por ello por lo que cuando se despertó fue a la cocina para ayudar a su madre a preparar el desayuno, aquella mujer le había traído al mundo y siempre le había dado amor y no merecía que la tratara con desprecio por ser basurera. 
A su padre le agradó ver a su hijo tan dispuesto y atento. Cuando le preguntó por la razón de su cambio y le dijo que era por Anne, que ella le había hecho ver que no estaba obrando bien, agradeció al cielo en su mente que aquella joven hubiera llegado a sus vidas.
Mientras desayunaban, comunicó a sus padres que se iba a separar, que dejaría a su esposa porque ahora veía claro que era fría y cruel, y prometió a su progenitora que contrataría una criada para ella, para liberarla de sus tareas domésticas.
- Anne me ha abierto los ojos. He sido un mal hijo y un mal sobrino pero eso va a cambiar. - acarició la mejilla de su madre.- Gretchen, mi esposa, me había convencido de que no os diera nada, me había hecho ver que no lo merecéis. Pero Anne me ha hecho reflexionar y he decidido que voy a volver a ser el que era. Ese buen chico que siempre estaba cuando le necesitabais y al cual colmabais de atenciones.
- Eso... Eso es magnífico hijo. Me alegra que vuelvas a ser tú. Te hemos echado de menos. -dijo su padre llorando a causa de la emoción. 
Por la tarde fueron a casa de la tía de Marcos, Natalia, querían hacerles saber a ella y a Anne que Marcos parecía que había vuelto a ser el de antes.
-Anne... -tomó sus manos entre las suyas y las besó.- Eres extraordinaria. Gracias a ti he cambiado. Voy a dejar a Gretchen, mujer con la cual estoy casado por desgracia. Es una desalmada. Yo... -hizo una breve pausa.- Creo que me he enamorado de ti. Eres especial. Conoce me... No te quedes con la imagen que tienes de mi, no pienses que con ésto busco que te acuestes conmigo, no busco eso, jamás intentaría que lo hicieras sin antes casarme contigo. No llevo ninguna segunda intención. No pretendo que caigas rendida a mis pies, quiero ser yo, eso es todo, y en cuanto a ti quiero que nos conozcamos porque algo me dice que tú y yo seríamos felices juntos.
- Acepto... Te conoceré, espero que no me decepciones. -contestó la señorita Aguilar tras dedicar cinco minutos a pensar.
Aquel joven no le desagradaba, de hecho ella también se había sentido atraída por él desde el principio. Le gustaba y le alegraba el hecho de que parecía ser justo de nuevo, esperaba que su cambio fuera sincero porque lo cierto era que le gustaba bastante y que también sentía que lo suyo con él podía funcionar si empezaba a obrar como debía.

capitulo 7

El joven Marcos, de 23 años de edad, llegó al día siguiente a las cuatro de la tarde. Su rostro dejaba claro que no le gustaba estar allí, había decidido ir porque su madre le había insistido. Pero odiaba aquello, detestaba ese barrio y aborrecía a su familia.
Cuando Anne se presentó a aquel presuntuoso lo hizo sin mostrar entusiasmo alguno, él en cambio se alegró de conocerla, porque era de buena familia.
Le preguntó por su secuestro, quería saber si había podido estudiar. Anne le dijo que sí, que la esposa de aquel hombre era profesora y ella le ponía exámenes.
- Ella no era como él, no lo denunciaba por miedo pero trataba de ayudarme y de hecho si estoy aquí es gracias a ella, me ayudó a escapar. -le contó dedicándole una leve sonrisa.
-Me alegro. -contestó.
- Por cierto, debo decir que no me gusta como eres con tu familia. Tú no eres mejor que ellos, si te hubieran maltratado podría entenderlo... Pero no es el caso. -le reprochó ella poniéndose seria.
-¿Por qué debo respetar a mis padres y a mi tía? Yo he triunfado, ellos no son nadie, no merecen mi respeto. -la miró sorprendido, sin entender por qué le desagradaba su actitud.
- Son tu familia, el dinero no es lo que da calidad a las personas, es la forma de ser, y la tuya deja mucho que desear, desprecias a tu familia porque es humilde, no es justo. -dijo Anne esperando poder hacerle ver lo equivocado que estaba.
Pero no fue así. A Marcos le molestó que aquella señorita le tachara de injusto, él estaba convencido de que su familia no merecía su cariño. Sus padres eran basureros y su tía limpiadora, creía que no merecían que él, que era un empresario de éxito, les tratara bien. Le parecía ridículo que le pidiera que fuera agradable con aquellas personas a las que él ya no consideraba su familia.
No obstante, a pesar de aquello, Anne le atraía, la admiraba por ser como era, era buena con personas que a su parecer no lo merecían y eso la hacía única. Su esposa era todo lo contrario y aunque la amaba por ella jamás se había sentido tan atraido, empezó a pensar que tal vez la señorita Aguilar era su media naranja, fue por ello por lo que decidió que cortejaría a Anne, si no se enamoraba de él no dejaría a su mujer pero si aceptaba estar con él se separaría. Lo cierto era que pensaba que a su lado podría volver a ser el que era, pero le costaba reconocerlo. Él en el fondo estaba de acuerdo con lo que Anne pensaba, pero se había convencido de que lo mejor era no dar cariño a alguien de un nivel inferior. Era por ello por lo que sentía que debía estar con ella, sería él de nuevo, con su ayuda el antiguo Marcos regresaría.

martes, 20 de mayo de 2014

capítulo 6

Estaban a punto de llegar cuando Anne tuvo una idea. Tal vez no sirviera de nada, pero tenía que intentarlo. No podía quitarse de en medio, sería darle la victoria a María en bandeja, y eso era algo que no estaba dispuesta a hacer. Sí, sus padres no la habían escuchado, se aferraban a los resultados de las pruebas de ADN, pero era porque les podía el hecho de que le dieron la espalda cuando esa joven llamó a su puerta y la aceptaron como hija sin hacer ninguna prueba. Lo hicieron porque necesitaban sentir que su pequeña estaba en casa de nuevo sana y salva, y pensaba que justo por eso ahora actuaban así, porque no querían evidencias de su error. 
- No... No soy Anne. -dijo a uno de los psiquiatras que habían ido a buscarla.- Pensaba que era ella... Lo necesitaba. Pero ahora tengo claro que soy María, hija de Natalia García. 
Aquel hombre la miró fijamente unos instantes y decidió creerla.
- En ese caso te llevaremos junto a tu madre. -afirmó, lo cierto era que él no pensaba que aquella joven estuviera loca, y le alegró oír sus palabras porque eso significaba que no tendría que ingresar en el manicomio. Él pensaba que ella podía ser Anne por la convicción con la que lo decía, no parecía una loca mas bien daba la impresión de ser una joven con ganas de recuperar el cariño de sus padres. Justo por eso le gustó que hiciera creer a todos que aceptaba ser María, y en su mente deseó que lograra recuperar su vida.
La llevaron al humilde hogar de los García, junto a la mujer que había traído al mundo a María la pérfida. Aquella señora era todo lo contrario a su hija, ella era buena y cariñosa, siempre tenía una sonrisa en los labios y nunca era desagradable con nadie. Anne pensaba que el padre de María debía ser un demonio porque de no ser así no se entendía de dónde venía tanta maldad, era evidente que María no la había heredado de su madre.
Estaría con ella y ambas intentarían que la verdad saliera a la luz, eso interesaba a ambas por lo que colaborarían.
Aquella bondadosa mujer accedió a ayudar a la señorita Aguilar cuando le dijo lo que pretendía hacer, y le confesó que su hija la había herido con su actitud porque antes no era así y que esperaba que en un futuro fuera como ella. Anne la estrechó entre sus brazos y trató de animarla diciéndole que su hija había sufrido mucho, al igual que ella, y que era así por eso pero que volvería a ser su María, volvería a ser su dulce y tierna hija. 
- Eso espero. -susurró intentando contener el llanto.
- No tema... Su hija será la que era, sólo debemos darle tiempo y ayudarla. -afirmó Anne con una amplia sonrisa dibujada en los labios.
- Ojalá... -lanzó un largo suspiro.- Y háblame de tú, no soy tan mayor. -añadió riendo.- Eres muy educada, ojalá mi hija empiece a ser tan buena chica como tú.
- Lo será, ya...
El sonido del teléfono impidió que terminara la frase. Era el primo de María quién llamaba, vivía en Los Ángeles y gracias a su inteligencia y a la fortuna de los padres de la estadounidense con la que estaba casado había abierto una empresa de material informático que funcionaba realmente bien. Pero por desgracia ser rico le había llevado a ser egoísta, no enviaba nada a su tía ni a sus padres y llamaba poco y cuando lo hacía era para quedar bien, para que su familia no pensara que se había convertido en un desalmado. 
Aquel presuntuoso iba a ir a ver a sus padres y a su tía porque su mujer se lo había permitido debido a que le juró que no haría nada ni por sus progenitores ni por su tía, a los que ellos se referían como esos viejos harapientos, le dijo que iría, estaría dos días y volvería junto a ella. 
Al oír todo aquello de boca de la señora García, Anne decidió que tomaría cartas en el asunto. Hablaría con Marcos, el sobrino rico y engreído de aquella mujer tan dulce, y le haría ver que no podía actuar así con aquellos que le habían cuidado y a quiénes les debía ser lo que era.
(imagen: Anne hablando con la señora García sobre Marcos.)

domingo, 18 de mayo de 2014

capítulo 5

Las pruebas se llevaron a cabo sin que María se enterara pero por desgracia alguien del servicio a quien María amenazaba con matar se lo hizo saber y fue al hospital. Allí amenazó con asesinar a la familia Aguilar si no hacían que los resultados dijeran que ella era Anne y que la verdadera Anne era ella, María. Los mandaron cambiar asustados.
Cuando llegaron a manos de los padres de Anne, la usurpada perdió la esperanza. Empezó a pensar que jamás recuperaría su vida. Que sería Sara siempre, la criada maltratada. Pero su destino no sería ese, iba a ser peor.
- Sara. -dijo el señor Aguilar, el cual estaba realmente indignado.- Tú no estás bien... Algo nos dice que lo vivido te ha transtornado. Bien... Tendrás la ayuda que necesitas. Te vamos a meter en un centro para que te traten.
- Un manicomio... -dijo en un tono de voz casi inaudible intentando no llorar.
- Sí... -dijo la que ahora era oficialmente Anne.- Ingresarás en un manicomio, nena pobre y mugrienta, para que asumas que no eres yo.
- Es lo mejor para ti... -dijo su madre.- Allí te curarás. Y cuando salgas volverás con tu madre, te quiere mucho y merece recuperarte.
-Exacto. -coincidió su padre.
Vinieron a buscarla a las seis de la tarde. Trató de resistirse, pidió que la ayudaran a demostrar que era quien decía repitiendo las pruebas, pero no la escucharon.
Sus progenitores, aquellos en los que tanto había pensado cuando estaba con su raptor sufriendo lo indecible, la miraron con asco. Le daban la espalda, sus padres, quienes deberían cuidarla y protegerla de todo mal. No se planteaban que María podría haber hecho algo para que los resultados fueran favorables para ella. No eran tan justos como pensaba. No iban a hacer nada para tratar de ver si lo que les habían dicho era cierto. Eso hizo que deseara morir. 
Durante el trayecto, decidió que se quitaría la vida en un descuído de los médicos. Ya no la quería, no tras ver lo poco que la apreciaban quienes la habían traido al mundo. Acabaría con todo aquello para no seguir sufriendo, pues su existencia era eso, un sufrimiento constante.




(imagen: Anne al enterarse de su destino.)

sábado, 17 de mayo de 2014

capítulo 4

La madre de María, Natalia, estuvo toda la mañana pensando en las palabras de la policía. No dejaban de repetir que la hija aparecida de unos millonarios era muy parecida a como ellos pensaban que sería la señorita García, pero le dijeron que era imposible porque según los señores Aguilar le habían hecho las pruebas pertinentes. La verdad era que era igual, le dijeron que era parecida porque así lo había querido la madre de Anne, no deseaba que aquella mujer intentara llevarse a la que ella había tomado por hija.
Pero ésta no se iba a seguir creyendo aquello sin comprobarlo. Averiguaría si esa que decía ser Anne era en realidad su pequeña. 
Una vez hubo terminado de comer fue a decir lo que había decidido hacer. Si esa era su hija la otra chica aún no había aparecido y estaba en peligro, al decir que debían hacer las pruebas delante suya y enseñárselas hacía un favor a todos.
Pero el policía nacional con el que habló se negó porque no quería enfrentarse a los padres de Anne, temía por su puesto porque él, al igual que todos, estaba seguro de que esa era María, y sabía que si insistía en el asunto le despedirían para contentar a aquel matrimonio que afirmaba que aquella a la que ellos tenían por María era Anne.
- Venga... Usted es policía. Se supone que está por encima de ellos. Sólo cumpliría con su obligación. Si se equivoca en ésto nadie podrá reprochárselo. -le dijo, empezando a desesperar.
- Son millonarios... Todos les obedecen. Son buenas personas pero en ésto no lo están siendo.- contestó. 
- No tenga miedo... -suplicó al borde de la desesperación.
Finalmente accedió a ayudar a aquella mujer, llevaba demasiado tiempo buscando a su hija y tenía derecho a estar con ella. Le dio la dirección de los padres de Anne.
Se personó allí después de merendar, necesitaba recuperar a su dulce hija. Pero al conocerla se decepcionó. Ahora era una joven déspota y maleducada. Pero no dejaba de ser María, y no dejó de insistir hasta que aquella pareja reconoció que no sabían con seguridad que fuera Anne.
- Mi hija fue secuestrada por la mafia para una red de prostitución... Y su hija raptada por el que era vuestro vecino, si esa es mi hija la suya aún está en peligro... Esto será bueno para todos. -argumentó.
- No... La nuestra ha vuelto... Eso pensamos. Mire... Sé que debimos hacer las pruebas pero no las hicimos y mentimos a la policía diciendo que sí cuando no era cierto... Hemos fallado a nuestra hija. -admitió el señor Aguilar.- Nuestra hija es bondadosa y recuerda su pasado, no es como la chica a la que hemos tomado por hija, que no es nuestra si no suya. Mañana iremos con usted al hospital a hacer las pruebas.
- ¡No! ¡De ningún modo! -exclamó la señora de la casa.- No vamos a comprobar nada. Váyase por dónde ha venido porque pierde el tiempo.
Su marido la miró y le dijo que debían hacerlo, por duro que fuera, por el bien de todos. La señora Aguilar dedicó cinco minutos a pensar y finalmente accedió. 
La falsa Anne recibió la noticia con fastidio cuando se enteró. Pero ideó un plan para lograr lo que quería, amenazaría con matar a Anne con la pistola que llevaba consigo en teoría para sentirse segura para que renunciaran a hacer aquellas pruebas.
- Esperad un momento... -María fue a coger la pistola y con ella buscó a Anne. La apretó contra su cuerpo y la llevó ante todos apuntando a su sien con el arma.
- O renunciáis a hacer las pruebas o la mato. -afirmó fulminando a los presentes con la mirada.
La señora García fue la única capar de hablar, los padres de Anne no eran capaces de reaccionar.
- María... -dijo, mirando a su hija preocupada.- Deja eso... No habrá pruebas. -mintió.
La joven creyó la mentira y dejó la pistola, para alivio de todos. Harían las pruebas pero sin que ella se enterara de que no habían renunciado a realizar las mismas.

viernes, 16 de mayo de 2014

capítulo 3

Los padres de Anne se negaron a hacerse las pruebas de ADN a pesar de que tenían la certeza de que habían acogido como hija a una que no lo era, la culpa les podía y no deseaban tener pruebas del error que habían cometido.
- Entiendo que es duro para vosotros saber que habéis aceptado a una joven desconocida que no soy yo en vuestras vidas... Pero podéis enmendar ese error. -suspiró y empezó a hablar.- Debéis admitirlo, ella es cruel con todos los que no son de su clase, es todo lo contrario a vosotros y no sabe nada de su pasado. Dime, falsa Anne... ¿Cuándo dejamos Londres mis padres y yo para venir a vivir a Madrid?  
- Cuando tenía un año. -dijo.
- No.- contestó el padre de Anne, Miguel Aguilar.
- Fue cuando yo tenía dos años.- añadió la verdadera Anne.- Vinimos porque mi padre deseaba volver a su ciudad natal, y como no quería seguir en Londres y a mi madre no le importaba lo hicieron. Mi padre trasladó la sede de su banco aquí y se mudaron a ésta mansión. 
Los señores Aguilar miraron a ambas sin saber qué hacer. Decidieron que preferían que todo siguiera su curso, no querían reconocer que se habían equivocado al aceptar a la joven que llegó a su puerta como hija sin hacer las pruebas de ADN.
Mientras, la madre de María se encontraba en la comisaría de policía de Madrid hablando con un agente, la pobre estaba rota por el dolor, su hija había desaparecido sin dejar rastro y empezaba a desesperar. Desconocía que su hija había tomado la vida de otra y que ahora respondía al nombre de Anne Aguilar y trataba a  todo aquel que era pobre o de clase media con desdén.
Ya de noche, los padres de Anne hablaron en la cama de todo aquello. Decidieron que irían a la televisión a mostrar a Anne, para hacer saber al mundo que había aparecido. Hasta aquel momento lo habían mantenido en secreto porque la falsa Anne lo quería así y ellos aceptaron porque dieron por cierto lo que decía, querían pensar que aquella era su hija y que no quería salir en televisión para que su captor pensara que no había vuelto a casa y no supiera dónde buscarla. Pero empezaban a pensar que la razón era que no quería que su verdadera familia supiera que estaba viva, que aquella niña lo que pretendía era que no se destapara su verdadera identidad. 
Cuando se lo dijeron a la verdadera Anne a la mañana siguiente se alegró. La falsa Anne por su parte pensó que debía hacer algo para matar a su progenitora y de ese modo salir en televisión sin que su madre dijera que su nombre era María García y era hija de Natalia, una humilde limpiadora.
Aunque no fue necesario, porque justo en ese momento la madre de Anne decidió que lo mejor sería no hacer nada, pues no quería reconocer que había fallado a su verdadera hija al no asegurarse de que había vuelto de verdad, podría haber muerto por su error. Justo por eso decidió dejar las cosas como estaban.

jueves, 15 de mayo de 2014

capítulo 2

Eran las cinco de la mañana cuando el ama de llaves despertó a Anne, ahora conocida como Sara. La usurpadora había convencido a sus padres para que no fueran buenos con ella diciendo que era nueva y no la conocían, lo que pretendía con ésto era que no la apreciaran para que no se percataran de que esa nueva criada era su hija de verdad y no ella. Cuando pasara el tiempo, María se inventaría que le había intentado robar, pondría algo entre sus ropas para que sus padres no le dieran el mismo trato que al resto. La falsa Anne pensaba que lo tenía todo bajo control, aquella niña déspota y cruel con todos pensaba que nada se torcería, que siempre sería Anne, ignoraba que la verdadera tenía un plan.
Mientras la verdadera Anne servía el desayuno a sus padres y a la que ocupaba su lugar ensuciando su nombre al tratar a los demás como si fueran basura, le dijo a su madre algo al oído, le dijo que era su hija y que debía creerla y contó algo que sólo ella y su madre sabían, era que cuando tenía cuatro años, un mes antes de que la secuestraran, su madre notó que la observaban, ese detalle sólo lo conocían ellas. Era algo que atormentaba a la señora Aguilar, madre de Anne, pues no soportaba la idea de que podría haber denunciado aquello, pero no le dio importancia y ocurrió lo que ocurrió: raptaron a su hija. Jamás hablaron de eso en la televisión porque se sentía avergonzada.
- Hija... -miró a la falsa Anne.- Dime: ¿Sabes si yo notaba algo antes de que te secuestraran?
- No... De ser así lo habrías denunciado, digo yo. -respondió María, demostrando que no era quien decía ser.
- Yo notaba que te observaban y te lo comenté... -afirmó seria, empezando a notar que algo ocurría, pero al igual que en el pasado no prestó atención a aquello. - Aunque eras muy pequeña y es lógico que no te acuerdes. Y en cuanto a Sara ha tenido suerte y ha acertado, eso es todo.
- No puedo más... -intervino la verdadera Anne.  - ¡Ella no es tu hija! Trata a todos con la punta del pie, cuando yo de pequeña... Diles: ¿Cómo eras de pequeña? -miró desafiante a su ahora enemiga.
- Yo nunca he sido agradable. -mintió.- No recuerdo nada de cuando era pequeña... ¡Déjame en paz!- tiró el desayuno al suelo. - ¡Recoge eso ahora mismo! -ordenó señalando lo que había tirado.
- Yo era amable, a pesar de mi corta edad me gustaba ayudar. -dijo la verdadera Anne antes de irse a por algo para recoger lo que aquella malnacida había tirado al suelo.
- Pronto todos sabrán que Anne soy yo y recuperaré mi lugar, y me dedicaré a ayudar y mi imagen será la que debe ser, sabrán que soy una buena chica y no una malcriada. Pronto lo demostraré, no podrás seguir siendo yo mucho más, María, porque pienso seguir hablando del pasado con mis padres hasta que me reconozcan, y no podrás hacer nada para impedirlo, no podrás deshacerte de mi porque todos sospecharían de ti. -pensó la verdadera Anne mientras iba a la cocina.
Antes de volver a limpiar el suelo fue al sótano, que era dónde dormía. Tomó la foto que tenía de cuando era pequeña, la que había traído con ella, una en la que salía con su captor y tenía seis años cuando se tomó, y fue a dónde estaban, al jardín, para fregar y mostrarles la foto, e intentar que pensaran y se percataran de que Anne era ella. 
Pediría a sus padres que se hicieran las pruebas de ADN. De ese modo sabrían que la que decía ser su hija no lo era.

miércoles, 14 de mayo de 2014

capítulo 1

Anne se encontraba tumbada en el mugriento colchón en el que debía dormir con el rostro empapado de lágrimas. Ella podría haber sido una niña feliz, era hija de millonarios, su padre era un banquero español filántropo que ayudaba a los necesitados y su madre una escritora inglesa famosa comprometida con varias obras de caridad, y ambos adoraban a su hija. 
Pero un malnacido y una usurpadora se habían interpuesto en su camino. 
Su vecino, un hombre cruel y déspota, se enamoró de ella al verla, tenía cuatro años cuando ese indeseable apareció en su vida, se acababa de mudar al barrio y se obsesionó con ella, y decidió secuestrarla, lo planeó todo al milímetro. Ahora ya era libre, pero durante su ausencia, otra había ocupado su lugar, haciendo que sus padres dejaran de buscarla. En un principio intentó hablar con la joven, quería saber por qué decía que era ella, Anne era millonaria pero no despreciaba a nadie y no le gustaba ser cruel, fue por ello por lo que le pidió que le dijera por qué hacía eso. Ella le dijo que su vida había sido dura y que siempre había querido ser rica, que le gustaba sentir que era mejor que otros y tener personas a su servicio. Tras decir eso le contó su historia. Anne sintió lástima y le ofreció ser hermanas, le dijo que hablaría con sus padres, les contarían todo y que pasaría a ser parte de la familia, pero no aceptó. María no quería ser la hija adoptiva, quería ser la hija.
- Anne... No. Tú se supone que estabas muerta, tú serás mi criada y harás lo que yo te pida. No voy a consentir que me desplaces ahora, no vas a recuperar tu vida hazte a la idea. -contestó María mirándola con desprecio. -Serás toda tu vida nuestra criada, hasta que mueras. Y yo te humillaré y espero por tu bien que tus padres no sepan nada de lo que te haré.
Aquello hirió a Anne, ella había propuesto que fuera su hermana adoptiva y la trataba así, no lo entendía. Tras meditar unos instantes aceptó, aunque con idea de desenmascarar a María, pero no lo haría para que la detuvieran, si no para que se supiera la verdad. Una vez hecho eso, le propondría de nuevo ser su hermana. Aquella joven no le desagradaba a pesar de que era algo estirada y déspota.
- Acepto... -lanzó un largo suspiro.
- Bien... -la miró y soltó una sonora carcajada. -Tu vida va a ser un infierno.
- He sido sometida a todo tipo de abusos y humillaciones durante mi secuestro... He sido violada, ese hombre me trataba como si no fuera más que un objeto. No imagino nada peor. -respondió Anne.
- Esto va a ser peor. Serás nuestra criada hasta el fin de tus días y no saldrás de casa, y procura no tener mucha relación con tus padres. Podrían reconocerte, los padres siempre reconocen a sus hijos. -tras decir eso la empujó. Anne cayó al suelo y se incorporó asombrada, no podía entender cómo María podía ser tan cruel. Esperaba poder desenmascarar la pronto y recuperar su vida, y deseaba poder hacerlo con ella en la familia, pensaba que era así por lo vivido y podía entender la, y no le deseaba ningún mal, cuando todos supieran su identidad hablaría con sus padres para que la acogieran. 

martes, 13 de mayo de 2014

FICHA MARÍA

Físico asignado: Ruth Nuñez.
Edad: 20 años.
Ella: De origen humilde, de pequeña un sicario la secuestró y huyó con ella sin que su madre pudiera hacer nada. Se ve obligada a trabajar como prostituta. Pero logrará escapar y ocupará el lugar de Anne, hija de unos millonarios que fue secuestrada cuando tenía cuatro años. Pero Anne volverá, y al principio Anne intentará ser su amiga y le ofrece su ayuda a cambio de que le devuelva su vida, pero se niega y la usurpada entra como criada en su propia casa con nombre falso para que la usurpadora crea que controla la situación. ¿Logrará Anne desenmascarar a ésta impostora?

FICHA ANNE

Físico asignado: Megan Montaner.
Edad: 20 años.
ELLA: Es hija de un banquero español y una escritora inglesa famosa. Fue secuestrada a los cuatro años por un hombre que estaba obsesionado con ella. La experiencia vivida ha hecho de ella una joven bondadosa que entiende a aquellos que sufren, siempre estará dispuesta a ayudar. Logra escapar justo el día de su veinte cumpleaños y va a su hogar con una foto de cuando era pequeña para hacer saber a sus padres que está viva. Pero se encuentra con una sorpresa desagradable: Ve a su madre salir de la mansión con una chica a la que llama hija. La llama y habla con ella en privado, ésta le dice su nombre, María, y le cuenta su historia, le dice que era pobre y la mafia la raptó para obligarla a prostituirse. Anne promete que la ayudará si reconoce todo pero ésta se niega. No quiere renunciar a la vida que tiene ahora. Es por ello por lo que Anne entra a trabajar para la que era su familia bajo el nombre de Sara, quiere hacer creer a la usurpadora que no tratará de recuperar su lugar cuando lo único que pretende es confiarla para que confiese y  recuperar a su familia. ¿Lo conseguirá?