miércoles, 25 de junio de 2014

capítulo 24

Una tarde, al llegar a casa tras haber estado en prisión hablando con su esposa y con Anne, Ahmed se encontró una sorpresa desagradable: Alguien había depositado varias cajas en el salón principal de la mansión, y al abrirlas vio dentro las cabezas de los hombres a los que había encomendado la misión de seguir a Marcos García. 
Pero eso no le hizo desanimarse, al contrario. Ese malnacido había secuestrado a su hijo, había segado la vida del señor Aguilar, padre de la mujer de su primo cuando éste estaba en Los Ángeles visitando a su pequeña, y había hecho que pareciera que habían sido ellas y ahora además había asesinado a varios de sus empleados por querer saber la verdad. Aquel desalmado debía ser castigado por todo el mal que estaba causando.
Un criado se le acercó por la espalda, era amigo de la diabólica pareja y deseaba que lo supiera y que fuera consciente de que su familia nunca estaría a salvo.
Le susurró al oído que él había asesinado a sus trabajadores por entrometidos y que, si decidía enviar a más, correrían la misma suerte. También le dijo que, en caso de que averiguara la verdad, alguno de los empleados del padre de Laura, el cual era Don de la mafia, liquidaría a su mujer y a Anne disparando contra ellas.
- No voy a parar hasta que caigáis... Mi mujer ahora está en la cárcel por vuestra culpa... Pero lograré que vuelva a casa. -aprovechando que el sirviente no miraba, cogió el móvil y puso la grabadora. Estaba confesando todo, no podía dejar pasar aquella oportunidad. 
Tras hacerlo se lo volvió a meter en el bolsillo. Estaba emocionado, al fin iba a tener algo para liberar a su amada. Pero debía disimular su alegría para que aquel miserable no sospechara. - Y cuando vuelva me aseguraré de que nadie pueda hacerle nada... Mi esposa no irá a ninguna parte sola. Siempre se encargará alguien de protegerla. Varios de mis hombres la acompañarán a todas partes y se asegurarán de que nadie la sigue. -miró a aquel hombre cruel y desalmado con desdén. -Haré lo que sea necesario para que esté a salvo. Y lo mismo haré con Anne. No permitiré que les deis muerte.
- No podrás evitar que disparemos contra ellas. -rió.
- Mis hombres grabarán todos los ángulos para que quede constancia en caso de que decidáis disparar. Serán muchos, no creo que podáis hacerlo, si atacáis sabrán que habéis sido vosotros. -dijo Ahmed mirándole muy serio.
- Eso ya lo veremos. -sentenció el empleado con sorna.
Tras decir aquello, se retiró.
Ahmed Hazin pidió a varios de sus empleados que tomaran las cajas y fueron con ellas y con el móvil a comisaría.
Al día siguiente, pusieron en libertad a London y a Anne y fueron indemnizadas.
Marcos y aquella arpía fueron condenados a pena de muerte, serían ejecutados al atardecer del lunes de la semana siguiente.
A las parejas y a la madre de Anne los cuatro días de espera se les antojaron eternos.
Cuando llegó el momento sintieron alivio, aunque algo les decía que todo aquello no había acabado, y no se equivocaban. La calma no duraría mucho.

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