miércoles, 2 de julio de 2014

capítulo 30

Anne comenzó a ir de nuevo al psicólogo, debía hacerlo, de otro modo no superaría la muerte de su padre y todo lo vivido a raíz de su brutal asesinato.
El día siguiente a la huida de Serena descubrió que ella y Abdel iban a ser padres y eso la llenó de dicha, aunque no hizo que lo olvidara todo, sólo trajo un poco de paz a su vida. Esperaba salir de la tristeza en la que se sumía cuando se quedaba sola con la ayuda de un profesional. Su esposo también tenía la esperanza de aquel hombre le devolviera la alegría, adoraba a Anne y no le gustaba verla sufrir.
Un día chocó con una joven al salir de la consulta. Ignorando que ésta era sobrina del padre de Laura, la invitó a tomar un café.
- Si estás de acuerdo iremos al Starbucks, me encanta esa cafetería. -propuso la señora Hazin. -Por cierto, mi nombre es Anne, Anne Hazin. Encantada.
- Estoy de acuerdo, como no. -respondió riendo aquella chica. -Acabas de mencionar mi cafetería favorita, creo que no existe ninguna mejor. Vayamos. -sonrió mirando a Anne con ternura. -Y mi nombre es Adela.
- Bonito nombre. -afirmó. - Por cierto, antes pasaremos por mi casa, tal vez mi esposo quiera unirse a nosotras. -al mencionarle los ojos de Anne brillaron de alegría a causa del amor que sentía por él.
- Por mi no hay problema alguno. -contestó Adela.
'Pronto te quedarás viuda,  pues no sólo segaré la vida de Aisha, también mataré a tu adorable marido.' pensó.
- Abdel es encantador, tengo suerte de tenerle de esposo. Nos amamos, a su lado siento que no necesito nada más, él me aporta cuanto preciso, a su lado me siento feliz. Con mi anterior esposo... -suspiró, no le convenía hablar de él, debía olvidar a Marcos, aquel malnacido le había causado mucho dolor. -Con él era diferente, pero mejor no hablar de él. Ahora soy feliz.
- Eso es bueno. -la chica miró a Anne con falso cariño, y se dijo a si misma que la felicidad de Anne tenía los días contados.
- Y estoy embarazada, vamos a ser padres. Por lo que felicidad plena. -la sonrisa de Anne era enorme y sincera, no como la de Adela, que era leve y fingida.
La señora Hazin pensó que la repentina falta de felicidad de aquella joven era porque ella no estaba casada.
- No te sientas mal, querida, segura estoy de que pronto darás con el hombre de tu vida y seréis tan felices como nosotros. -la abrazó para animarla.
- Eso espero. Ahora vayamos a tu casa, quiero degustar el delicioso café del Starbucks. -dijo deshaciéndose del abrazo.
Las dos chicas emprendieron el camino hacia la casa de Anne.
Abdel se alegró de que su esposa hubiera conocido a Adela, parecía agradable, estaba convencido de que ella haría que su mujer recuperara las ganas de vivir. No sabía que aquella joven era mala, que quería destruirles.
Las acompañó encantado. Anne no tomó café por miedo a que afectara la cafeína al bebé, se pidió un batido helado. No sabía lo que debía tomar y no deseaba arriesgarse. Al dulce Abdel le alegró ver como Anne se preocupaba del pequeño o la pequeña, sin lugar a dudas su esposa era perfecta, la amaba con todo su corazón.
Tras el café, volvieron a casa de Anne. Adela pasó el día con ellos, debía ganar la confianza del matrimonio antes de dar comienzo a lo que tenía pensado.
Mataría al marido de su nueva amiga envenenándole día tras día, emponzoñaría todo lo que tomara cuando estuvieran juntos para que su vida se fuera apagando poco a poco para gran dolor de su esposa.

1 comentario:

  1. Anne es demasiado confiada,Adela (una profesora mia se llamaba asi o.o) es una mala pécora por querer matar a Abdel. Espero que no le pase nada a su hijo

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