En el blog publicaba con nombre falso por si en alguna ocasión le convenía difamar a alguien, nadie sabría que era ella la que decía aquellas mentiras, de modo que los afectados no sospecharían de ella porque delante de ellos simularía estar de su parte. Y cuando hablara con alguien, le pediría que, en caso de que ellos preguntaran por la persona que les había dicho eso, que dijera que no quería decirlo para que no pudieran acabar con su vida. Así no descubrirían que ella era la mentirosa, o al menos eso pensaba.
Anne Aguilar deseó matar a la bloguera cuando leyó la publicación. ¿Cómo se atrevía a decir algo así de su marido, de su amiga y de ella? ¿Cómo podía afirmar que su esposo y ella habían asesinado a su padre para apropiarse del banco? Aquello no tenía sentido, vale que le había dolido que aceptara a otra como ella, que pensara que una joven cruel y desconsiderada era su hija y dejara de buscarla, pero se habían reconciliado y adoraba a su progenitor. ¡Jamás le habría asesinado! Ni siquiera se le habría pasado por la cabeza aquella idea. Aquella escritora malvada iba a saber quién era Anne Aguilar. Nadie la calumniaba, y menos calumniaba a su familia, y quedaba impune.
Lo primero que hizo fue dejar de seguirla, antes lo hacía dado que le encantaba aquel blog, y le dejó un comentario diciendo que pagaría por lo que había escrito.
Serena Waldorf simuló indignación cuando Anne se lo comentó, ignoraba que la joven Aguilar tenía en mente localizar a la difamadora.
La dulce Aisha Hazin y su amable prometido se ofrecieron para ayudar, darían con aquella mujer y harían que confesara que todo se lo había inventado, y gravarían la conversación. No iban a permitir que aquella zorra perjudicara a su familia, no merecían aquello.
No tardaron en descubrir, con la ayuda de la policía, que era Serena la que estaba detrás. Esto fue un duro golpe para Aisha y para la bondadosa London, que se había encariñado con ella. Para el resto no fue tanto, pues no habían llegado a apreciarla porque había algo en ella que no les gustaba.
London, Anne, Aisha y su prometido se personaron en el domicilio de la señorita Waldorf con la intención de que confesara. No se irían hasta que reconociera que todo era falso, que ellos eran inocentes, que sólo quería hacer daño. Necesitaban la confesión para que tuviera que indemnizarles, para que se supiera que era ella y no otra persona desde su ordenador.
¡Qué asquerosa Serena! Claro usando el anonimato de internet es muy valiente,pero con eso demuestra ser una cobarde. Espero que Anne se entere de que fue Serena y page por ello
ResponderEliminarya lo sabe, ahora van a intentar que diga que ha sido ella y van a grabar la conversación sin que lo sepa para que no pueda decir que lo escribió otra persona desde su ordenador ;).
Eliminarlo puse al final que se entera :).
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