capítulo 42

Tras referirle lo que tenía en mente, le dijo que la hermana de su esposo y su amiga Anne correrían su misma suerte, pero que a ellas las raptaría más adelante.
Esto hizo que la joven se estremeciera, y sintió el día en el que Marcos apareció en su vida, y en la de Anne.
- No sufras por tu amiga... -sacó una fotocopia de una foto de 1989.- Ella tiene sangre terrorista. Adora a sus bisabuelos. -le mostró una foto de los padres de la abuela paterna de Anne en la que aparecían con su nieto, el cual tenía 28 años en aquel momento. -Ella entiende por qué actuaban como actuaban. -le entregó la foto.
- Así es... Sabe por qué lo hacían, y no les juzga. -afirmó ella sin pestañear.- Sabe bien que sólo pretendían la libertad. -lo miró amenazante.
- Me refiero a que no está limpia... Merece lo que le hemos hecho.
- ¡Lo está! -exclamó London harta de que ofendiera a Anne.- Ella es una gran mujer, es sólo que entiende a las personas, es justa y sabe cuando alguien actúa por un motivo comprensible y cuando es un malnacido que busca dinero como tú o dominar como Marcos. Ella no es violenta, pero sabe distinguir entre aquellos que la emplean para algo que se entiende de aquellos que la usan por algo que no lo es.
- Ya... -río.- Si quieres que te sea sincero... -dijo viendo que no podía enfrentarlas pues la amistad que las unía era demasiado grande.- Me da igual.
- Vaya... -lo miró furiosa.- Mira, déjanos en paz. Ya nos habéis causado demasiado sufrimiento.
- No puedo. -la miró mal.- Y en cuanto a tu amiga... Sólo digo que entiende a unas personas dispuestas a lo que sea para lograr sus fines. Sus bisabuelos eran muy sangrientos. No conocían los límites. Todo era poco para ellos. Y ella dice que no los habría condenado en caso de haber tenido que juzgarlos... Al decir eso demuestra no ser mejor que yo... Es una malnacida.
- Deja de hablar así de Anne... Por favor. Les entiende por lo que te he dicho y por eso no los habría condenado, esta conversación ya dura demasiado. -dejó escapar un largo suspiro.- Ellos no eran malos... Tú, en cambio, sí que lo eres... Eres de la peor calaña.
- ¡Pero que me da igual! -exclamó el sicario.- Yo sólo mato y esclavizo para cobrar.
- ¿Ves? Tú eres un verdadero monstruo. -le fulminó con la mirada, indignada. -Tú y los que trabajan contigo, y no los bisabuelos de mi amiga.
- Me gusta ser un monstruo. -afirmó aquel hombre.
En el aeropuerto les esperaba un compañero de Andrew. La subieron a un coche tras recordarle que sufrirían el doble por haberle quitado el anterior y la llevaron a la vivienda de aquel miserable.
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Anne rompió a llorar cuando Ahmed le dijo que aquel malnacido de Andrew había tomado a London. Ese ser no tenía escrúpulos, la mataría o la convertiría en esclava.
Abdel prometió a su primo que iría con él a rescatarla, pues estaba seguro de que la había llevado a donde llevaron a todos, y si no estaba allí buscarían hasta en el lugar más recóndito del mundo para dar con ella.
Al día siguiente otro sicario secuestró a Anne cuando salió a correr y a Aisha cuando fue a dar un paseo.
El magnate y su primo esperaban dar con ellas pronto, se negaban a perderlas.