sábado, 5 de julio de 2014

capítulo 33

La pérfida Serena sintió el deseo de asesinar a su ahora prima cuando supo que sus hombres no habían podido cometer el crimen. Ella pensaba que Adela contaría con los mejores.
- Tus hombres han caído con demasiada facilidad... Dijiste que no podrían atraparles, que asesinarían al bueno de Abdel sin que nadie pudiera hacer nada para impedirlo, ¡Y no ha sido así! -gritó fuera de sí.- Tu tío y yo estamos muy decepcionados. Te confiamos una misión... Y fracasas. ¡Has demostrado ser una completa inútil!
- Lo... Lo siento. Hasta ahora habían sido eficaces, no sabía que se iban a dejar atrapar de ese modo... Yo confiaba en ellos, estoy tan sorprendida como vosotros. -afirmó Adela en su defensa.
-Excusas... -respondió Serena arrastrando las palabras. No estaba dispuesta a perdonar a su prima su error, a su parecer no lo merecía.
Su ahora padre, el cual estaba junto a ella escuchando lo que decía a Adela, le pidió que fuera clemente con ella, pues no era tan grave el error como para que le hablara así.
Serena se negó a dejar de reprochar a su prima su falta, fue por ello por lo que el señor Herrera le quitó el teléfono y se disculpó en su nombre.
- Adela, no se lo tengas en cuenta. Quiere que todo salga bien, por eso se ha puesto así, pero tu prima te quiere. -dijo a su sobrina hablando en un tono dulce y cariñoso en todo momento. -Sí, te quiere. Aunque a veces no lo parezca. Es dura pero sabe perdonar los fallos a la familia, sabe que es importante para mi que estemos unidos. Por lo que no sufras. -añadió como respuesta a algo que había dicho.
Miró a su hija adoptiva furioso, para que supiera que no estaba dispuesto a consentir que siguiera actuando así con su familia, pues esa actitud sólo podía tenerla con un empleado.
- No hace falta que te disculpes en su nombre, entiendo que esté furiosa. He fallado. -respondió. -No la riñas por enfadarse, por favor. -lanzó un largo suspiro. -Lo haré otra vez y no fallaré, lo prometo. Pondré todo mi empeño en ello.
- Te creo. Sé que no volverás a decepcionarnos, ésta vez ha sido una cosa excepcional. -dijo el señor Herrera un tanto amenazador.
'Eso espero, u ordenaré tu ejecución.' pensó Serena.
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Mientras, en Los Ángeles, Anne y Abdel se arreglaban dado que aquella noche iban a ir a casa de Adela a cenar. Ingenuamente pensaban que iban a pasar una noche con una amiga, cuando lo cierto era que aquella bruja había dado la orden de que envenenaran el plato de Abdel.
Ya estaban en la puerta cuando London les llamó. Los hombres de su esposo habían descubierto algo, habían oído y grabado la conversación con Serena, tenía el manos libres por lo que tenían tanto lo dicho por ella como lo dicho por Serena y el señor Herrera.
Fue Anne quien atendió la llamada.
- Ahora mismo íbamos a cenar con ella en su casa... Aunque ahora que nos has dicho eso creo que vamos a dejarlo. -miró a su esposo nerviosa. -Iremos.
- Os esperamos impacientes... Vais a ver que esa Adela no es tan buena como pensáis. -contestó London nerviosa.
Una vez hubieron llegado, los condujeron al salón y les hicieron escuchar la grabación.
- ¡Maldita zorra! Pretendía matar a mi marido... -exclamó Anne, dolida al pensar que por su culpa Abdel podría haber muerto. -La creí... Confiaba en ella... He sido estúpida. -abrazó a su amiga. -Gracias por abrirme los ojos. Debí creer en tu palabra. -se acercó a su marido y lo estrechó entre sus brazos, había estado a punto de perder lo y todo por su cabezonería, por empeñarse en defender a esa bruja de Adela Herrera.

(IMAGEN: Anne tras escuchar la grabación.) 

3 comentarios:

  1. ¡Toma! Por fin Anne y Abdel han descubierto a Adela,ojalá falle en su intento de matarlos

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    1. El siguiente, que lo acabo de subir, es muy bonito y romántico.

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