sábado, 5 de julio de 2014

capítulo 34

A la dulce Anne le costaba asimilar el hecho de que aquella a la que había tomado por amiga no era tal. ¿Cómo había podido estar tan ciega? Jamás podría perdonarse aquello, esa malnacida podría haber asesinado a su esposo por culpa de su carácter confiado. Esperaba que la ejecutaran, de ese modo podría calmar su conciencia dado que se habría hecho justicia.
Su esposo no se separó de ella en ningún momento, sabía que estaba destrozada y deseaba animarla.
- No te sientas mal. Es ella la que quería matarme. A ti te engañó. Nos engañó a los dos porque somos buenas personas y lo aprovechó. Se valió del hecho de que somos incapaces de pensar mal. -le decía Abdel sin parar.
- Ella te miraba con odio... Debí darme cuenta. -afirmó al fin, harta de que su esposo fuera tan bueno con ella. Se sentía indigna de su amor. -Debería haber hecho algo... -tras decir aquello rompió a llorar.
El ahora banquero, del cual todos decían que era un hombre justo dado que jamás deshauciaba a nadie y no engañaba, secó las lágrimas que recorrían las mejillas de su esposa.
- Tú no eres más que otra víctima de Adela. Ella es la única responsable. -la abrazó para reconfortarla, pero de nada sirvió aquella muestra de afecto.
La joven Anne le miró seria y le dijo que se iba a quitar de en medio para no ser más una molestia.
Tras decir aquello, fue a la cocina de la casa de Ahmed y London para acabar con su vida bebiendo lejía.
Los tres fueron tras ella y la detuvieron antes de que hiciera aquella estupidez.
- Dejadme tranquila... -Anne estaba fuera de si, ni siquiera se acordaba del bebé que crecía en su interior. Sólo quería acabar con todo.
- No. -dijo Abdel tajante. - Cielo... Tú no has hecho nada malo. -la besó esperando que aquello le hiciera entender que era digna de ser amada y que no podía retirarse porque había quién la quería. -Yo te quiero... Y siento que eres una gran mujer. Y esa malnacida se valió de tu buen corazón para... -se detuvo en seco, la angustia del momento hacía que no supiera qué decir. -Te quiero. Vamos a ser padres... Seremos una familia unida y feliz. -volvió a besar sus labios. -No sabes lo afortunado que me siento de tenerte a mi lado.
Aquello pareció animar a Anne, pues ésta miró a su esposo con una bonita sonrisa dibujada en su rostro y se abrazó a él con cuidado de no apretar mucho.
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Mientras, Adela preparaba su equipaje para partir a Argentina. Sabía que aquel matrimonio tan empalagoso la había descubierto, por lo que debía irse a menos que quisiera que la detuvieran.  

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. me alegra que te guste, a mi tu blog me encanta también :).

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  2. Anne no tendria ni que pensar el hacer eso,y más estando embarazada. Adela sufrira por lo que quiso hacer

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    1. Lo de Anne ha sido un momento de desesperación, por suerte la han logrado frenar :):). Y ese momento me gusta como me ha quedado, en el que Abdel impide que se quite la vida (LLLL).

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